¿Quién se ha fijado alguna vez en el lipoma que esconde la mano derecha de la Gioconda? Los personajes pintados por pintores realistas como Velázquez, Da Vinci, Lavinia o Goya se han convertido por un día en los pacientes ficticios de los alumnos de la Escuela Universitaria de Enfermería Gimbernat.
La propuesta les retaba a detenerse ante una pintura, observarla y detectar aquellos aspectos de su protagonista que puedan ser susceptibles de tratarse, siempre utilizando la terminología clínica y el método enfermero.
La idea de aplicar esta innovadora estrategia docente para favorecer la valoración enfermera a través de la observación biopsicosocial surge de las doctoras Francisca Ruiz Mata y Lídia Fernández Donaire, ambas profesoras titulares del centro y responsables de la asignatura de segundo curso Cuidados enfermeros en el adulto.
«Tras leer sobre distintas didácticas innovadoras, me llamó mucho la atención la idea de usar el arte en la enseñanza universitaria. De hecho, mi tesis se basó justamente en el uso del arte como mecanismo formador en asignaturas de anatomía y fisiología», explica la Dra. Francisca Ruiz, «el arte fomenta el pensamiento creativo, algo indispensable para la toma de decisiones clínicas y para la práctica enfermera».
La primera sesión impartida este pasado mes de septiembre ha sido todo un éxito entre los estudiantes, a los que la metodología les ha sorprendido en positivo. «Nos hemos encontrado ante valoraciones muy bien hechas, metodológicamente bien estructuradas y descritas, que podrían ser perfectamente un registro enfermero», aseguran sus responsables, que esperan repetir en noviembre con una nueva propuesta.
La experiencia ha ido incluso más allá, contextualizando el entorno del personaje de cada cuadro para comprender sus emociones. «No se trata de describir el cuadro, nuestros alumnos han realizado una valoración biopsicosocial de los pacientes ficticios que nos propone cada obra de arte», apunta la Dra. Lídia Fernández, «ir más allá de lo que se ve a simple vista les ayudará en un futuro a observar y valorar a pacientes reales e incluso a empatizar con ellos».
Por ejemplo, la escena que se plantea en el cuadro «Cristo en casa de Marta y María» de Velázquez suscita una situación de sometimiento y estrés por parte del personaje más joven e, incluso, sus mejillas sonrojadas podrían ser un síntoma de esta situación. Del mismo modo, en este cuadro se destaca el eritema de la mano, una alteración de la piel común en las cocineras y que los estudiantes han sido capaces de observar y registrar.
Por otro lado, el cuadro de Lavinia Fontana «Antonietta Gonsalvus» hizo que muchos estudiantes se preguntaran también por el sufrimiento de una persona con una patología como la hipertricosis en el siglo XVI.
«Muchos estudiantes han sabido observar y describir, pero necesitaban tener más información para acabar de confirmar un diagnóstico enfermero», destaca la Dra. Ruiz en relación a la importancia de tener una entrevista previa con los pacientes, «Esta experiencia ha sido una preparación no solamente científica, sino también humana. Un valor añadido que nos da el arte y que no deja de sorprendernos», concluye.